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NOTA DE PRENSA

Acaba de ser constituida la Asociación de Padres de Niños con Trastornos Específicos de Lenguaje (AVATEL). El Trastorno Específico de Lenguaje (TEL) es un trastorno infantil grave, duradero, y en algunos casos permanente, que afecta seriamente al aprendizaje escolar de los niños que lo padecen y que en ocasiones deja importantes secuelas que se prolongan hasta su estado adulto y que pueden acompañarle durante toda su vida. Algunas variantes de este trastorno se solaparían con el trastorno autista, en otras variantes los niños aparecerían como sordos funcionales, a pesar de que objetivamente no tendrían problemas auditivos, otras variantes impiden a los niños expresar lo que quieren comunicar. En definitiva, el TEL abarca un conjunto de trastornos graves, que sin embargo se pueden paliar en mayor o menor medida, dependiendo del tratamiento al que sean sometidos los niños desde etapas tempranas de su desarrollo.

La especificación de los TEL es reciente. Es a principios de los años 80 cuando se establecen las primeras diferencias claras entre los distintos tipos de trastorno. Lo más sorprendente del TEL es que los niños no parecen presentar ninguna anormalidad neurológica. En muchas ocasiones presentan además una inteligencia no verbal igual o superior a la media de los niños de su edad. Los padres quedan sorprendidos de que un niño que a los cuatro años se instala sus propios programas en el ordenador y juega con ellos sin problemas, sea incapaz de expresarse, y en muchas ocasiones de utilizar la gramática correctamente. Un niño puede recordar que en el ordenador se le dice “eso no es, inténtalo otra vez” cuando falla una instrucción. Esa frase la utilizará, por ejemplo, si quiere que su padre le compre una golosina y ve a su padre salir del kiosco sin habérsela comprado; no dirá “papá, vuelve y cómprame una golosina” sino “¡eso no es, inténtalo otra vez!”, y lo dirá con una pronunciación clara, lo que sorprenderá más aún a su padre. Si no quiere ir a dormir, intentará recodar dónde ha oído palabras de pena o de contrariedad, y repetirá las que oyó en una película; en lugar de decir “¡no quiero ir a la cama!” puede decir “¡Qué desgracia, no puedo creerlo, es una catástrofe!”, sin el menor asomo de ironía. Esto conduce a gravísimos problemas de integración social, que no sólo hacen infeliz al niño, que es consciente de su propia desgracia, sino también a los familiares, que contemplan la impotencia de un niño que sabe que no es normal y no entiende por qué.

El problema reside en que al padecer el niño estos gravísimos problemas de comprensión y expresión, y ser la enseñanza escolar esencialmente verbal en nuestro sistema educativo, estos niños tienen enormes dificultades para poder progresar en sus estudios, necesitan frecuentemente adaptaciones curriculares, no pueden estar sometidos al aprendizaje de varias lenguas, y el fracaso escolar está asegurado de no ponerse el remedio eficaz cuanto antes. La Orden del 16/7/2001 (DOGV 17/9/2001) equipara las necesidades educativas de estos niños a las de los sordos profundos. En muchas ocasiones se necesita que un educador entre dentro de las aulas para apoyar al niño, que obviamente está perdido entre los 25 niños a los que el maestro/a debe atender. El problema reside, en la práctica, en que la Orden se cumpla, puesto que si no hay suficientes educadores o logopedas y estos tardan años en llegar a los colegios, poco se podrá hacer por estos niños que, sin embargo, y a diferencia de quienes padecen otro tipo de trastornos, son recuperables si se les presta atención temprana.

La misión de AVATEL es ayudar a estos niños asesorando a los padres, promoviendo la colaboración de la sociedad civil con la Administración y procurando, a través de programas propios, que los niños reciban la atención que necesitan. AVATEL podría proporcionar los logopedas, psicólogos o educadores que son imprescindibles para la recuperación de estos niños, hasta que a Administración pusiera efectivamente y no sobre el papel estos medios a su disposición, porque de poco sirve una ley si el retraso en cumplirla la torna ineficaz.

Aquellos padres que quieran formar parte de AVATEL sólo tienen que dirigirse por escrito, por teléfono o por correo electrónico a las direcciones que facilitamos. AVATEL empieza su andadura con la urgencia de asistir a niños que no permiten demora alguna en sus tratamientos si queremos que sean adultos normales y adaptados el día de mañana. Ofrecemos nuestros servicios a los padres y nos presentamos como interlocutores de los niños ante la Administración, con el deseo de colaborar tal y como se hace en otros países y en otras comunidades autónomas. Los niños no pueden esperar.